jueves, 8 de septiembre de 2016

Empieza el cole, empezamos nueva vida

Septiembre viene cargado de muchos cambios en la familia. La mayor, M* empieza el cole y el pequeño L*, ya se ha echo lo suficientemente grande como para que empiece pequeñas actividades. Y yo, retomo el deporte. Sin duda lo más importante este septiembre es el comienzo del cole de M*. Nuestros peques no han ido a la guardería, ni tenemos pensado que el peque vaya, así que comenzar el cole es toda una novedad para nosotros. 

Ayer conocimos a la profesora: S*, creo que estaba yo más nerviosa que la peque. Después de lo que nos costó decidir el cole, y de pasar nervios por si no tenía plaza, conocer a la persona que le va a acompañar en su crecimiento durante los próximos tres años no era una nimiedad. Sólo fue una entrevista de 15 minutos, a modo de tutoría, pero me sentí como que la conocía de toda la vida, me transmitió confianza. Cuando salí del cole, sentí que no nos habíamos equivocado, S* me causó muy buena impresión.

Durante el rato que estuvimos en clase con la profe, M* jugaba en el que va a ser su "mundo" a partir del jueves. Hablamos tanto de cosas prácticas del comienzo de curso como de otras relacionadas con la forma de ser de M*. Y sobre todo tuve la oportunidad de preguntarle y comentarle a S* todo lo que me inquietaba.

Me parece una buena idea que en el mes de junio nos dieran una encuesta, que ayer tenía que llevar rellenada, dónde nos preguntaban cosas sobre M*. Cosas importantes para que en el cole conozcan por ejemplo, si es alérgica o necesita cualquier medicamento, datos sobre su grado de autonomía, si va ya sola al baño, si come sola, etc. y otras cosas que profundizaban más en su personalidad.

Rellenando el formulario, tanto su padre como yo, nos dimos cuenta de lo dificil que es encontrar palabras para describir a tu hija, a una personita que adoras con todo tu corazón. Pensando pensando nos iban surgiendo cosas, pero hasta los "defectos" los convertíamos en virtudes y siempre una palabra precisaba de párrafos enteros para matizarla. Hasta los aspectos menos positivos los terminábamos convirtiendo en casi virtudes...

Esto me hace reflexionar sobre lo que cuesta ver las cosas malas de los hijos. Y lo difícil que será hacerlo bien cuando M* se equivoque y tengamos que ver, no sola las virtudes, sino también los defectos. Y es que sospecho, que los padres siempre tendemos a ver a nuestros hijos perfectos y tendremos que aprender a ver los errores para poderles ayudar a corregirlos. Es importante ver los defectos de nuestros hijos para poder ayudarles...otro reto más en la vida.

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