miércoles, 31 de agosto de 2016

De ideas fijas...

Ayer 30 de agosto, nos preparábamos para ir al parque, y M* como hace con cierta frecuencia se quería poner unos zapatos de invierno.

Yo, cansada de repetirle hasta la saciedad, que no, que en verano se llevan sandalias y que si se ponía los zapatos de invierno te harían daño, dejé finalmente que se pusiera lo que quisiera
Toda la tarde corriendo con su prima. Llegamos a casa cena, ducha y a dormir. Todo normal.
Fué al día siguiente, cuando a mí ya se me había olvidado lo de los zapatos, cuando vi que cojeaba un montón (por cierto, esa tarde se puso las sandalias de verano sin protestar), y le pregunté: -- ¿Qué te pasa Martina?, Nada --contestó. Pero insistí y su cara me lo dijo todo...llevabas una buena rozadura en el pie... Durante unos días llevó rozaduras en los pies, pero ya te puedo asegurar que desde ese día no ha vuelto a ponerse los zapatos que no correspondían.

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